Según los datos de la ACB, al Centro Insular de Deportes asistieron ayer domingo 4.727 espectadores. En el resto de partidos en los que el Gran Canaria ha actuado como local en ACB esta temporada se han sentado en las gradas 4.129 personas ante el CAI Zaragoza, 4.427 espectadores ante el Fuenlabrada, 4.235 con el Assignia Manresa, 4.227 en el partido contra el Menorca, 4.963 ante el Real Madrid, 4.223 contra Meridiano Alicante y 4.987 ante el DKV Joventut. Con estas cifras, el Gran Canaria ha tenido una media de 4.489 espectadores por partido.
Gran Canaria será sede del Mundobasket que se celebrará en el verano del año 2014 en España. Como requisito para ser ciudad organizadora era indispensable tener un pabellón con una capacidad acorde a la magnitud e importancia del evento. Las últimas informaciones sobre esta cuestión han asegurado la garantía de financiación de unos 60 millones de euros para la construcción del recinto que albergará una capacidad de 14.000 espectadores.
Ante esta realidad me asaltan una serie de dudas que, en mi opinión, sólo el tiempo podrá resolver. Si el Granc

Gran Canaria es una ciudad enamorada del deporte, pero ante todo futbolera. La UD Las Palmas, club histórico que milita en la Liga Adelante (2ª División) es capaz de congregar cada quince días a una media de 12.000-13.000 espectadores, que se vería ampliada enormemente si el equipo fuera capaz de militar en la Liga BBVA (1º División).
El Gran Canaria 2014, a pesar de sus extraordinarios éxitos deportivos, ha sido incapaz de generar durante los últimos 15 años una masa social que haga pensar en un boom baloncestístico próximamente. En el territorio nacional ciudades como Vitoria, Málaga, Valencia, Badalona, Zaragoza o Manresa, si gozan de ese apoyo social que les ha hecho plantearse su situación como club de una manera diferente a la que ha tenido históricamente el Granca.
La sede del Mundobasket tendrá, por supuesto, una serie de beneficios evidentes. Promoción de la marca Gran Canaria, mayores ingresos económicos para la isla, repercusión mediática y una nueva infraestructura para la práctica del baloncesto al máximo nivel.
Sin embargo, para el club amarillo este nuevo pabellón puede suponer un arma de doble filo. La falta de una mayor masa social que puede provocar unas gradas semivacías, unida a la imposibilidad de conseguir un patrocinador principal que ayude a afrontar el futuro económico hacen que nazcan muchas interrogantes que sólo el tiempo podrá resolver.
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