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miércoles, 22 de diciembre de 2010

Amores y odios en el Real Madrid

En la rueda de prensa posterior a la conclusión del partido entre el Real Madrid y el Sevilla, José Mourinho se quejó amargamente de la actuación arbitral de Clos Gómez.


Sin entrar a valorar en profundizar la actuación del árbitro, que en esta ocasión perjudicó notablemente al Real Madrid, creo que es necesario hacer una serie de consideraciones al respecto.

Tras el 5 a 0 ante el Barcelona en el Camp Nou, se pudo ver a un Mourinho cariacontecido y sabedor de que no era una simple derrota. A pesar que desde entonces ha ganado todos sus partidos de liga y Champions, su nerviosismo ha sido más que patente.

Su ataque a Jorge Valdano el pasado domingo no ha hecho más que sacar a relucir viejas rencillas entre uno y otro, que se intentaron solapar en su momento en la presentación de Mourinho como técnico blanco, pero que como era de prever han salido a la luz pública antes de la conclusión de la primera vuelta de la Liga BBVA.

No hay que ser adivino para darse cuenta que Valdano no promulga con el fútbol de Mourinho. En reiteradas ocasiones (antes de ejercer su actual cargo en el Real Madrid) ha destacado y vanagloriado el fútbol del Barcelona y de Guardiola. Mourinho, que es más listo que el hambre, le cogió la matrícula al argentino desde un primer momento y ahora le está pasando factura. En el mundo del fútbol se sabe que Mou no perdona.

Uno de los dos tendrá que abandonar a final de temporada el Real Madrid. Es imposible que dos personas con ideas tan antagónicas en su concepto del fútbol puedan sobrevivir en un mismo organigrama. Mourinho ya ha manifestado en La Gazzetta dello Sport que se ve en futuro entrenando nuevamente en Inglaterra o Italia. Aviso a navegantes, porque el portugués tiene cuatro años de contrato con el Real Madrid. ¿Que hará Florentino Pérez ante esta disyuntiva?

Detrás de todo esto, a nadie se le esconde que el juego del Real Madrid en las últimas jornadas está dejando mucho que desear, máxime si lo comparamos con su eterno rival. Mourinho intenta desviar la atención con los árbitros y con sus viejas rencillas, aunque también es consciente que esa cantinela no le durará para siempre. ¿Qué as en la manga tendrá ahora escondida?

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